por Manuel Nacinovich
En 2019 Wilmar tomó una decisión: por primera vez se iría cinco meses lejos de casa. Nunca se había ido tanto tiempo. Se lanzó a dejar Brasil para hacer la experiencia de voluntariado que le ofrecía milONGa en la Fundación Rincón de Luz, en Bolivia. Vivió tantas cosas allí que por momentos se le dificulta poner todo en palabras.
Aun así, está seguro, y afirma con certeza, que el Wilmar que se fue por primera vez tanto tiempo lejos de casa, no fue el mismo que volvió luego de cinco meses.
⇒ Si tuvieras que definir a milONGa en una frase, ¿Qué me dirías?
Para mí una palabra que define muy bien la experiencia es compartir. En Bolivia yo pensaba que iba a hacer algo por los niños que iba a ayudar y la verdad que ha sido al revés, porque recibí mucho más de ellos. Creo que ese compartir describe bien la filosofía de milONGa.
⇒ Y si a esa palabra “compartir” la ubicamos en una frase, ¿Qué podemos armar?
«Una vez que compartimos nuestro amor, nuestros corazones, es posible construir una nueva sociedad.»
⇒ ¿Qué cosas de las que viviste en tu experiencia de voluntariado definitivamente no esperabas?
¡Yo pienso que no esperaba nada! Todos los días había novedades. Esta fue la primera oportunidad de irme por un tiempo largo de Brasil, casi cinco meses, y es complicado cuando salimos de nuestra realidad para vivir con otras personas y culturas totalmente distintas. Yo tenía mucho miedo de no adaptarme, en parte porque Brasil tiene una cultura particular con respecto al resto de los países en Sudamérica. Pero terminó ocurriendo totalmente lo opuesto.
Cuando estuve en Bolivia la familia que me alojó lo hizo con tanto cariño y cuidado que no tuve tiempo de pensar en todas las diferencias culturales que teníamos. Otra cosa que no esperaba era que el idioma no fuese una barrera. Cuando llegué no sabía nada de español, y después me di cuenta que eso no era un problema, porque hablábamos un lenguaje del amor.
⇒ ¿Cómo era un día normal de rutina en la Fundación?
Era un día completamente lleno de trabajo, siempre ocurrían situaciones que resolver. Además de atender a los chicos, yo colaboraba con las compras y actividades administrativas. Así que nunca era un día normal, siempre era un día diferente. Una cosa que me gustó mucho es que desde las directivas de la organización pusieron mucha responsabilidad en nosotros, así que tenía muchas cosas para hacer.
⇒ Trabajar con chicos tiene esa doble sensación: por un lado puede ser muy cansador, pero por otro muy enriquecedor y feliz al mismo tiempo…
Yo me siento una persona totalmente agradecida por todas las cosas buenas que me dieron los chicos. Porque eran ellos los que te daban la fuerza necesaria para transitar el día a día. Cuando sentía la falta de mi familia y amigos de Brasil, siempre mencionaban algo lindo, teníamos alguna charla o momentos de amistad que te cambiaban. Hasta hoy tengo guardados esos recuerdos en mi vida. Yo pienso que los chicos pueden contribuir mucho con nosotros, con su vida sencilla, sus cosas pequeñas, abrazos, palabras. En Bolivia, ellos eran mi combustible.
⇒ ¿Cuál fue la mayor enseñanza que te dejaron los chicos?
Ellos vivían en una realidad muy pobre, en la periferia de la ciudad de Cochabamba. Aun así, estaban siempre con una sonrisa y felices. No recuerdo un día en que estuviesen con mal humor. Siempre sonriendo. Y eso era un motivo para que yo también pusiera buena cara, incluso a pesar de alguna tristeza o cansancio. La relación con los chicos era muy fuerte.
⇒ ¿El Wilmar de hoy sería el mismo si en 2019 no hubiera hecho la experiencia en milONGa?
Es imposible volver siendo la misma persona. Esta ha sido la experiencia más fuerte de toda mi vida. He vivido cosas muy intensas, no solo en lo personal sino también profesional. En Brasil trabajo con proyectos sociales, y a partir de milONGa entiendo más lo que debo hacer para completar las ideas que tengo. Nuevos estudios, nuevas experiencias fuera de mi país… todo gracias a lo que viví en Bolivia.
⇒ Si tuvieras que recomendarle milONGa a un amigo, ¿Qué le dirías?
¡Es que yo ya invité a varios amigos a hacer la experiencia! Soy un fuerte defensor de milONGa porque sé la importancia que tiene en las personas que lo han hecho. No tengo palabras para describirlo… simplemente me gustaría que todos vivan la experiencia, que tiene una misión muy interesante. No es algo solo para donar, sino que es algo que construimos todos juntos.
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