Por Carlos Caballero
Sin lugar a dudas estaba muy ansioso de poder comenzar esta hermosa aventura, me propuse realmente poder donarme en esos dos meses, dar todo de mí para poder donar mi granito de arena.
Estaba muy feliz, me recibieron una chica argentina y un chico de México que antes había hecho milONGa también en El Diamante, creo que el hecho de que sea uma ciudadela ayuda mucho a sentirte bienvenido desde el primer momento y sentirte parte de la familia. Estaba muy ansioso de poder comenzar ya a trabajar.
Como dije antes desde el momento uno me hicieron sentir parte de la familia, y en el trabajo fui uno más del equipo, una pieza importante en donde me sentia escuchado y tenido en cuenta.
Una de las cosas que más me costó fue el tener poco tiempo para todo el trabajo que quería hacer, y lo más lindo sin duda, fue el hecho de construir juntos como equipo um trabajo bastante difícil. Todos quedamos muy contentos cuando se presentó el trabajo que habíamos hecho.
Aprendí a ser paciente, reaprendí que primero siempre están las personas y después el trabajo, sea cual sea. Cambié la visión que tenía sobre el mundo empresarial; comprendí que no todo es dinero en una empresa sino lo que uno transmite y dona a través de los servicios que uno da y las relaciones que se establecen.
Me quedé muy contento porque lo que pensaba no lograr por cuestion de tiempo al final salió mejor de lo que yo pensaba. Y finalmente, algo que me quedó muy marcado y que nadie nunca me va a sacar, son las relaciones construidas con las personas y la experiencia vivida.
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